top of page

 

MULTIMEDIA

BASES ESPIRITUALES DEL ARTE ABSTRACTO











“Tanto ante Chagall, Kandinsky y Klee como ante Braque y Picasso o Henry Rousseau y Marx Ernst, se tiene siempre el sentimiento, a despecho de la diferencia de su volición artística, de hallarse en un terreno sobrenatural, en una especie de supramundo…” (Arnol Hauser, “Sociología del arte”, Madrid, 1977)







En gran medida, en el arte vanguardista del siglo XX  y, en particular, en  el  nacimiento del  llamado arte abstracto, laten concepciones  que podríamos definir como de carácter místico ocultista.  Se trata de visiones del mundo opuestas a las puramente racionalistas, al cientificismo imperante durante el siglo XIX, pero igualmente en contra de las doctrinas de las religiones oficiales.  En sintonía con “La deshumanización del arte” propugnada por Ortega y Gasset  (abandono de la temática basada en el ser humano –del realismo-), al inicio del siglo XX, el arte aspiraba encontrar nuevas formas de expresión  que, lejos de ser una “perdida de los aspectos  espirituales”, condujeran a un arte de mayor pureza y trascendencia.  Wassily Kandinsky quien junto con Franz Kupka y Kasimir Malevitch pasa por ser  uno de los inventores del arte abstracto, al hablar en la introducción de su libro “De lo espiritual en el arte” (escrito en 1910 y publicado en enero de 1912), de las simpatías y parentesco espiritual con los artistas primitivos, escribe:

“Este importante punto de contacto espiritual no es, a pasear de todo su valor, mas que un punto. Nuestra alma, que después de un largo periodo materialista se encuentra aún en el comienzo del despertar, contiene gérmenes de desesperación, de la falta de fe, de la falta de meta y de sentido. El alma que despierta se halla aún bajo la impresión de esta pesadilla. Sólo una débil luz alborea como un puntito único en un enorme círculo negro (…) Después del periodo de la tentación materialista, e la que aparentemente sucumbió, y que sin embargo, rechaza como una mala tentación, el alma se eleva afinada por la lucha y el sufrimiento. Los sentimientos más toscos como el miedo, la alegría, la tristeza, etc., que podrían servir en este periodo de tentación como contenido del arte, atraerán poco al artista. Este intentará despertar sentimientos más sutiles que actualmente no tienen nombre.

Tras dejar constancia de la oscuridad anímica en la que vivían los artistas y el anhelo de un despertar, Kandinsky  pone la mirada en el movimiento espiritual  de  H. P. Blawatzky:

“La teoría teosófica que es la base del movimiento fue formulada por Blawatzky en una especie de catecismo en el que el alumno encuentra las respuestas concretas del teósofo a todas sus preguntas. Teosofía significa, según palabras de Blawatzky, “verdad eterna”.

Al igual que Blawastzky, Kandinsky  y su esposa Gabriele, mostraron en un primer momento un gran interés por el espiritismo (en su biblioteca se encontraron varios libros y revistas sobre esta temática, entre otras un ejemplar de la revista El mundo sobrenatural, de 1908, con  numerosas anotaciones en los márgenes. ). Otra obra por la mostró interés el artista fue “Animismo y Espiritismo”, de  Alexander Nikolajewitsch Aksakow. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sin embargo, desde una perspectiva puramente estética, el libro  que más influyó en el nacimiento del arte abstracto  fue “Thought-forms” (las formas de pensamiento), escrito en 1901 por dos eminentes teósofos: Annie Besant y C.W. Leadbeater. En su obra Besant y Leadbeater describen la visión extrasensorial de las  formas de pensamiento (las  imágenes astro-mentales surgidas de  las emociones humanas y los sucesivos cambios que se producen en los colores del aura). Pero, sin duda, el aspecto más relevante de esta obra es la inclusión de ilustraciones de formas del pensamiento observadas clarividentemente por los autores, lo que además de poner en evidencia la existencia de los mundos suprafísicos que nos rodean, ponen de relieve que el pensamiento y las emociones humanas generan formas más o menos abstractas y colores muy precisos, según la positividad o negatividad  del modo de sentir y pensar.

Kandinsky nunca llegó a formar parte de la Sociedad Teosófica, pero las ideas teosóficas y, en concreto las imágenes del libro de Annie Besant y C.W. Leadbeater, le hicieron tomar conciencia de que el arte plástico, al menos en sus formas puras e inmateriales se regía por patrones similares a los de la música sin que las formas realistas fuesen realmente necesarias.

Imágenes del libro “Thought-forms” (las formas de pensamiento), escrito en 1901 por Annie Besant y C.W. Leadbeater

Annie Besant y C.W. Leadbeater

Obras de Kandinsky. Pulsar sobre la imagen para agrandarla

CONTINUARÁ

bottom of page